Limpiar los cristales de las ventanas no solo es una labor engorrosa y que quita tiempo, sino también una de las más peligrosas que debemos realizar en nuestro hogar, sobre todo si vivimos en un piso elevado.
Sin embargo, es una labor que debemos hacer, y peor aún, que debemos hacer periódicamente. Por suerte para nosotros el robot limpiacristales está acá para ayudarnos.
Ya no tenemos que preocuparnos porque los cristales quedaron mal lavados, o por aquellos puntos que no alcanzamos, porque llovió después que los lavamos, ni por el peligro al que nos exponemos cuando realizamos esta fastidiosa tarea.
El robot limpiacristales es el compañero perfecto de otros electrodomésticos como el refrigerador o el robot aspirador inteligente, para hacernos la vida en el hogar más cómoda y placentera.
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La diferencia fundamental entre los primeros robots limpiacristales y los actuales es su mecanismo de sujeción. El Windoro (y otros robots limpiacristales) se adherían al cristal gracias a sus imanes.
Actualmente este mecanismo ha cambiado y la gran mayoría de los robots se adhieren gracias a bombas de succión muy potentes.
Dependiendo del modelo de robot limpiacristales, el trabajo puede realizarse en seco, requerir un poco de líquido para deslizarse, utilizar sustancias limpiadoras (en algunos modelos son provistas por el vendedor), o emplear vapor.
Todas cuentan con almohadillas o mopas de microfibrilla, que pueden ser desechables o reutilizables.
Para realizar una limpieza profunda, los equipos más avanzados trabajan en cinco pasos o etapas: primero humedecen la superficie a limpiar, luego desincrustan el sucio, escurren, frotan y por último, secan el cristal.
Otros modelos, por su parte, emplean una bomba de succión para realizar la limpieza del polvo.
Para sujetarse a la ventana, o cualquier otra superficie a limpiar, los robots limpiacristales emplean bombas de succión que crean un vacío y permiten un agarre incluso en superficies irregulares, como ocurre en los modelos más avanzados.
Esta sujeción es tan firme que pueden mantenerse en su posición o desplazarse sin desprenderse, tanto en superficies verticales, horizontales e incluso con pendientes.
El desplazamiento se logra gracias a unas ruedas que permiten que el robot se desplace hacia adelante, hacia atrás o pueda girar libremente; o mediante el propio movimiento circular de las almohadillas de limpieza.
Generalmente vienen programados para que realicen desplazamientos en forma de “N” (verticalmente) o de “Z” (lateralmente), mientras realizan la limpieza, también pueden hacer una limpieza combinada, es decir, hacen un primer recorrido en una forma (N o Z) y luego al finalizar, reinician la limpieza con el otro tipo de recorrido.
La mayoría de los robots limpiacristales actuales funcionan conectados a la red eléctrica y poseen un sistema de baterías que se cargan mientras el equipo está conectado (Sistema de alimentación ininterrumpida, SAI).
El tiempo de autonomía que le confieren estas baterías a los robots va a depender del modelo (y del costo), generalmente oscila entre media y una hora,
Este aspecto es importante, por cuanto si ocurre un cese de la alimentación eléctrica en ausencia del SAI, la bomba de succión que mantiene al robot unido al cristal dejaría de funcionar y el robot se desprendía del mismo.
Al igual que las persianas inteligentes, las cerraduras inteligentes de seguridad, o los humidificadores inteligentes, por solo citar algunos ejemplos, el robot limpiacristales viene dotado de inteligencia artificial.
Sus sensores de seguridad le permiten desplazarse por las ventanas y reconocer los marcos de estas, e incluso los bordes de los cristales en aquellas ventanas que carezcan de marcos.
Adicionalmente, sus algoritmos de desplazamiento le hacen evitar estas zonas, así como cualquier otro obstáculo en la vía.
Los modelos más avanzados, pueden hacer un mapa de la zona a limpiar y determinar la ruta más eficiente para realizar la limpieza de los cristales.
Además del Sistema de Alimentación Ininterrumpida (SAI), para garantizar que el robot limpiacristales siga adherido al cristal y continúe su labor de limpieza, los robots cuentan con una ventosa de seguridad.
Esta ventosa de seguridad está unida al robot propiamente dicho por una cuerda extensible.
Si el robot deja de estar unido al cristal, ya sea por fallo en el suministro eléctrico en el SAI, en la bomba de succión, o por cualquier otra razón, la ventosa de seguridad y la cuerda extensible impiden que el robot caiga irremediablemente al suelo.
Los robots limpiacristales pueden ser operados por medio de mandos a distancia o empleando smartphones, para lo cual deben bajar las aplicaciones correspondientes. En este caso, pueden operar a través del Internet de las cosas (IoT).
Todos ellos contienen al menos tres botones, el de encendido, el de repetición o doble limpieza (twice) y el de apagado automático (autostop), y dependiendo del modelo, pueden contar con funciones adicionales, como para el control de lavado seco o húmedo, desplazamiento vertical o lateral, entre otros.